Mariano de la Figuera 01/01/2007
Resumen:
Con objeto de analizar los efectos de la disminución de la
ingesta de sodio sobre la incidencia de eventos cardiovasculares (CV) se realizó
un seguimiento de los pacientes que habían participado en los ensayos clínicos
TOHP I y TOHP II ({i>Trials Of Hypertension Prevention{/i> fase I y fase II. El
TOHP I (1987-90) se llevó a cabo en 10 centros y el TOHP II (1990-5) en 9
centros de los Estados Unidos. El seguimiento se llevó a cabo de forma
centralizada, por teléfono o correo postal, durante 10-15 años
desde el inicio de los ensayos originales.
En el TOHP I participaron un
total de 744 pacientes y en el TOHP II 2.382, en ambos casos con edades entre
30-54 años y diagnosticados de prehipertensión (Presión
Arterial Diastólica/PAD entre 80-89 mmHg, sin tratamiento
antihipertensivo).
Los pacientes fueron asignados, de forma aleatoria, a
una intervención con objeto de dirminuir la ingesta de sodio o a un grupo
control. La intervención consistió en sesiones individuales y
grupales en las que se establecían recomendaciones sobre la dieta, cómo
identificar los alimentos ricos en sal y clases de cocina. En el TOHP la duración
de la intervención fue de 18 meses y en el TOHP de 36-48 meses.
La variable principal en el presente estudio fue la combinación de
eventos relacionados con la enfermedad cardiovascular: infarto de miocardio,
ictus, revascularización coronaria y muerte cardiovascular.
La
reducción neta de sodio en cada uno de los grupos de intervención
(medida por la excreción urinaria) fue de 44 mmol/24 h en el TOHP I y 33
mmol/24 h en el TOHP II. En 2.415 pacientes (77% de la muestra total) se obtuvo
información sobre morbilidad CV; un total de 200 pacientes presentaron
eventos CV. El riesgo de eventos CV fue 25% más bajo en los pacientes del
grupo de intervención (riesgo relativo/RR: 0,75; IC 95%: 0,57-0,99,
P=0,04), ajustado por ensayo, centro, edad, raza y sexo. Además, tras
ajustar por la excreción de sodio basal y el peso, el riesgo de eventos
CV también fue 30% más bajo en los grupos de intervención
(RR: 0,70; IC 95%: 0,53-0,94; P= 0,02). En un análisis secundario 67
pacientes fallecieron (RR: 0,80; IC 95%: 0,51-1,26, P=0,34).
Comentario:
Los resultados de este estudio, prolongación de los ensayos clínicos TOHP I y II, son una evidencia única de los beneficios cardiovasculares de la restricción dietética de sal que disipan, además, cualquier duda sobre la bondad de esta medida. Efectivamente, lo que la Dra. Nancy Cook y sus colaboradores han demostrado es que la reducción, a largo plazo, de la ingesta de sal disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares entre el 25-30% tras realizar los oportunos ajustes por otras variables confundentes. Un aspecto destacable es que estos resultados se han observado en pacientes que 10-15 años antes habían sido asignados a seguir una serie de recomendaciones sobre cómo reducir la ingesta de sal,… y los beneficios se mantuvieron a largo plazo. Merecen ser citadas algunas limitaciones del presente estudio: a) metodológicas, como no disponer de medidas directas de la presión arterial, peso e ingesta de sodio durante el seguimiento, una vez finalizados los ensayos clínicos propiamente dichos, b) de resultados: en el 23% de los pacientes no se dispuso de información sobre morbilidad; el número de eventos fue relativamente pequeño, lo que no permite conocer qué patología cardiovascular se beneficia más de la dieta hiposódica.
Hace 10 años el Salt Institute criticó los resultados del estudio Intersalt y, todavía a día de hoy, la industria alimentaria se mantiene en un posición tímida y ambigua. La restricción de sodio en la dieta, además de reducir la presión arterial, y con toda seguridad como consecuencia de este efecto, puede disminuir, a largo plazo, el riesgo de complicaciones cardiovasculares.
Los profesionales de la medicina debemos seguir recomendando a nuestro pacientes hipertensos que disminuyan la ingesta de sal. Esta es una medida preventiva que ha demostrado, a través de ensayos clínicos, su impacto individual. Sin embargo, desde el punto de vista poblacional, será necesario que la industria alimentaria haga un importante esfuerzo para etiquetar los alimentos, especialmente los precocinados-cada vez más populares en nuestra agitada sociedad occidental- y reducir su contenido de sal.
[su_note note_color=»#f4f2b8″ text_color=»#5e5e5e»]Cita original:
Cook NR, Cutler JA, Obarzanek E, Buring JE, Rexrode KM, Kumanyika SK, et al. Long term effects of dietary sodium reduction on cardiovascular disease outcomes: observational follow-up of the trials of hypertension prevention (TOHP). BMJ 2007;334:885-92[/su_note]