Relación de la presión arterial con el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINES), paracetamol o aspirina

Publicado:

Rafael Marín 01/01/2006

Resumen:

Se realiza una exhaustiva revisión de las posibles conexiones entre el nivel de PA y la utilización de estos tres grupos de fármacos. Para ello se investigan las publicaciones relacionadas, hasta marzo 2005, en 12 bases de datos electrónicas. Se incluyen 14 estudios randomizados, cuatro estudios prospectivos, dos retrospectivos y uno de casos y controles

En sujetos sanos y normotensos el uso de AINES por periodos cortos (1-2 semanas) no comporta cambios significativos en el nivel de PA.

En sujetos hipertensos los estudios muestran una gran variabilidad. En general tanto los AINES como el paracetamol ocasionan moderados incrementos de la PA (3 – 5 mmHg de la PA media) comprobándose que la magnitud de dicho incremento guarda una relación directa con la duración y la dosis administrada. También con la edad, la PA inicial y el tipo de agente antihipertensivo utilizado. Los estudios con paracetamol son escasos. No obstante, los resultados parecen superponibles a los AINES para dosis > 2,5 g/24 horas. Con dosis de AAS < 1,5 g/24 horas apenas se han observado efectos sobre la PA.

En pacientes hipertensos tratados con betabloqueantes o IECA el uso concomitante de AINES provoca incrementos significativos de la PA. Con los diuréticos el incremento no es significativo. Sin embargo el uso concomitante de AINES no modifica el nivel de PA cuando se utilizan antagonistas del calcio dihidropiridínicos. No se ofrecen datos sobre los ARA II aunque se supone que sean superponibles a los IECA.

Comentario:

En su conjunto los AINES son los fármacos de uso más frecuente en los países desarrollados, sobre todo en individuos de edad avanzada. Se estima que en población > 65 años el 50 % padece osteoartritis y hasta el 65-70 % muestra niveles elevados de PA. El uso concomitante de antihipertensivos y AINES o analgésicos es, al menos en ancianos, extraordinariamente frecuente. Las guías de hipertensión arterial incluyen los AINES como agentes capaces de desarrollar hipertensión arterial o de favorecer su descontrol en pacientes correctamente tratados y controlados.

Aunque el mecanismo no está plenamente reconocido, los efectos adversos atribuibles a los AINES guardarían relación con su capacidad para inhibir la síntesis de prostaglandinas. La prostaciclina (PGI2) relaja la musculatura lisa de los vasos y favorece la natriuresis. La PGE2 también causa vasodilatación, inhibe la reabsorción tubular de sodio y cloro y contrarresta la acción tubular de la vasopresina incrementando la excreción tubular de agua libre. Las prostaglandinas también estimulan la liberación de renina y la producción de angiotensina II y aldosterona que contrarresta los efectos antes descritos. Sin embargo en individuos que ya tienen niveles bajos de renina o que son especialmente sensibles a la sal como los ancianos, los diabéticos o los pacientes con insuficiencia renal, los efectos vasodilatadores y natriuréticos de la PGI2 y la PGE2 no se ve compensados por el aumento en la síntesis de renina. Por esta razón, en este tipo de individuos los AINES provocan efectos habitualmente adversos.

Los ensayos aquí analizados son extraordinariamente heterogéneos tanto por la diferente edad de los casos incluidos como por la diversidad de situaciones en relación con el nivel de PA y su método de medida, el tipo, dosis y duración de AINES administrados, tiempo de seguimiento etc. Además en los ensayos con mayor nº de casos los resultados se recogen de modo retrospectivo mediante estudios post hoc y con muchas variables de confusión no siempre bien evaluadas. Por tanto las conclusiones deben ser admitidas con no pocas reservas en tanto no se disponga de estudios prospectivos y específicamente diseñados. No se ofrece razones para explicar la similitud de resultados con paracetamol aunque a dosis > 3-4 g/día se admite que puede tener efectos similares a os AINES

En la práctica cínica parece razonable aceptar: 1) En sujetos sanos sobre todo si son jóvenes el beneficio de mitigar el dolor es superior al de producir un ligero y no significativo aumento de la PA. 2) En sujetos hipertensos siempre deberá establecerse la relación riesgo-beneficio. Como la necesidad de prescribir AINES, sobre todo en viejos, es frecuente deberán realizarse previsiones sobre la oportunidad de incrementar la terapéutica antihipertensiva o de modificar el tipo de fármaco. Los antagonistas del calcio y los diuréticos muestran una menor interferencia. 3) El incremento de la PA parecen más intenso con naproxeno, indometacina y piroxicam y parece menos importante con ibuprofeno. 4) El efecto hipertensivo puede ser significativo cuando se utilizan con una frecuencia superior a cinco días al mes y es más importante a partir de los 15 días/mes 5) Aunque los estudios son muy limitados, no parece que la sustitución de AINES por paracetamol modifique el efecto desfavorable sobre la PA. No obstante, es probable que dosis de paracetamol no mayores de 2 g/día y la utilización de las formulaciones con bajo contenido en ClNa de este producto (Douglas & Akil. BMJ 2006; 332: 1133) pueden amortiguar o prevenir su efecto hipertensivo. 6) En el estudio aquí comentado no se incluyen referencias a los Coxib-2. Diversos estudios no han demostrado diferencias apreciables con los AINES clásicos en el riesgo cardiovascular o renal. Incluso, en una publicación muy reciente, la necesidad de suspender la medicación por HTA fue superior con etoricoxib que con diclofenaco (Estudio MEDAL. Cannon et al. Lancet 2006)

[su_note note_color=»#f4f2b8″ text_color=»#5e5e5e»]Cita original:
Wilson SL, Poulter NR. The effect of non-steroidal anti-inflmatory drugs and other commonly used non-narcotic analgesics on blood pressure level in adults. J Hypertens 2006; 24: 1457-69.[/su_note]

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