Dr. Josep Serra Tarragon. Medicina de Familia. ABS Vila-Seca. Vilaseca 13-05-2008
En las nuevas guías no se contempla la presión arterial diastólica aislada como entidad diferenciada pero en la practica nos encontramos a pacientes con dicha condición.
1-¿cuál es el motivo?
2-¿existen evidencias sobre qué tratamiento antihipertensivo utilizar?
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La fisiopatología de la HTA es compleja pero, generalizando, existen dos mecanismos fundamentales. En el individuo joven, la causa inicial parece ser el incremento de las resistencias periféricas, especialmente a nivel de la microciruclación. Puesto que el sistema vascular a dicho nivel no es pulsátil, la elevación es fundamentalmente de la PA media y, de forma secundaria se elevan armónicamente la PA sistólica y la diastólica. El otro mecanismo fundamental, el más frecuente en las personas de edad avanzada no tiene relación ni con las resistencias periféricas, ni con la microciruclación. Aquí la causa es la rigidez de las grandes arterias, de forma que la onda de pulso se acelera, se refleja en la pared arterial todavía en sístole y produce una elevación de la PA sistólica sin afectar o incluso disminuyendo la PA diastólica. Dentro de los individuos que padecen el primero de los mecanismos, la elevación aparentemente armónica de PAS y PAD tiene una relativa variabilidad individual, de forma que en algunos sujetos, la reducción del gasto cardíaco compense el incremento de resistencias periféricas y no se eleve la PA sistólica y sí lo hace la diastólica. El porcentaje de individuos en los que esto ocurre es inferior al 10% y son los que se conocen como afectos de HTA diastólica aislada. Puesto que el mecanismo básico es el mismo que en la HTA sistólica y diastólica ( y claramente diferente de la HTA sistólica aislada) no existe una clara característica que los diferencie del resto, en términos de riesgo cardiovascular (son generalmente individuos jóvenes y la morbilidad tiende a producirse a largo plazo) o en términos terapéuticos. Algún autor ha sugerido que la HTA diastólica aislada conllevaría un menor riesgo que la HTA sistólica-diastólica, aunque al ser sujetos jóvenes existe muy poca documentación al respecto. Por lo que respecta a los aspectos terapéuticos, la mayoría de estudios que valoraron en las décadas de los 70 y 80 el efecto protector del tratamiento antihipertensivo se llevaron acabo en individuos con elevación de la HTA diastólica independientemente de que la PA sistólica estuviera elevada o no. Además los estudios comparativos llevados a cabo en esa época y sobre esa población son escasos y de forma generalizada compararon diuréticos frente a betabloqueantes, sin que se evidenciaran claras diferencias entre ellos.
En resumen, no existen evidencias para considerar a los individuos con HTA diastólica aislada de forma diferente a los que presentan HTA sistólica-diastólica. Los tratamientos antihipertensivos son igualmente válidos que para los sujetos de mayor edad. No obstante, cabe tener en cuenta que en general se trata de sujetos jóvenes en los que el tratamiento va a ser necesario durante muy largos periodos de tiempo, por lo que se debe ser especialmente cuidadoso a la hora de elegir y tener en cuenta tanto la tolerabilidad como la posibilidad de interferir en otras esferas de la vida, tanto desde el punto de vista clínico como bioquímico-metabólico.
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