Pedro Armario 01/01/2011
Resumen:
La hipertensión arterial sigue siendo el factor de riesgo cardiovascular modificable más frecuente, pero las tasas de control siguen siendo aún pobres. La medida de la presión arterial (PA) en domicilio tiene el potencial de mejorar del control de la hipertensión. La propuesta de esta revisión era cuantificar la magnitud y mecanismos del beneficio de la medida de la PA en domicilio sobre la reducción de la PA. Utilizando una entrevista estructurada, se seleccionaron los estudios si reportaban los cambios de la PA o el porcentaje de participantes que conseguían una meta de PA preestablecida entre los grupos aleatorizados, utilizando las medidas de PA ambulatorias y clínicas. Se utilizó un modelo de efectos-aleatorización para estimar la magnitud del beneficio y el riesgo relativo. La búsqueda dio 37 estudios controlados con asignación aleatoria, con 9.446 participantes que aportaron sus datos para el meta-análisis. En comparación con las medidas clínicas (grupo control), la PA sistólica mejoró con la monitorización ambulatoria de la PA ( -2,63 mm Hg; IC 95% -4,24, -1,02); la PA diastólica también mejoró (-1,68 mm Hg; IC 95%, -2,58, -0,79). Las reducciones de la PA basadas en la monitorización ambulatoria de la PA fueron mayores cuando se utilizó la telemonitorización. La monitorización de la PA en domicilio condujo a una reducción más frecuente de la medicación antihipertensiva (riesgo relativo, 2,02 (IC 95%, 1,32 q 3,11), y se asoció con una menor inercia terapéutica, definida como la no modificación del tratamiento a pesar de cifras elevadas de PA: riesgo relativo de no modificación terapéutica de 0,82 (IC 95% 0,68 a 0,99). En comparación con la monitorización solo de la PA clínica, la monitorización ambulatoria tuvo el potencial de superar el tema de la inercia terapéutica y condujo a una pequeña pero significativa reducción de la PA sistólica y diastólica. El control de la hipertensión puede ser aumentado mediante la monitorización ambulatoria de la PA, especialmente cuando se acompaña de una planificación para monitorizar y tratar la elevación de la PA a través de la telemonitorización.
Comentario:
Existe una amplia evidencia de que el pronóstico de los sujetos hipertensos depende , no de la presión arterial inicial, sino del grado de control obtenido durante el tratamiento, así como del grado de control de los factores de riesgo asociados a la misma. Muchos esfuerzos para mejorar el grado de control de la HTA se han concentrado en un intento de mejorar la observancia, como muy bien ha sido estudiado y comentado por el Grupo de Trabajo de la SEH-LELHA, excelentemente liderado por Márquez-Contreras. Sin embargo, tan importante o más es la inercia terapéutica, es decir, la falta de cambios en la medicación antihipertensiva por parte del médico, a pesar de no haber llegado a la meta terapéutica deseada.
Los pacientes con HTA no controlada, raramente presentan síntomas, por lo que el riesgo de inercia clínica o terapéutica en esta condición es elevado. Como factores asociados a la inercia clínica se han descrito: la hipertensión arterial grado 1 en relación a la HTA grado 2, la edad avanzada, o la existencia de comorbilidad como la diabetes, dislipidemia, insuficiencia cardiaca crónica o enfermedad cardiovascular. Estos datos son alarmantes, pues dicha comorbilidad asociada a la elevación de la PA eleva claramente el riesgo asociado a la misma.
Entre las principales causas para no intensificar el tratamiento se han descrito: asunción de que el tiempo desde que se inició el nuevo tratamiento era muy corto para ver los resultados, la satisfacción de que había una mejoría clara de las cifras de PA o de que estaban cerca de la meta, y la aceptación de las cifras correctas de PA constatadas en automedidas, no recogidas siempre de forma estandarizada. Los resultados de este meta-análisis aquí comentado son interesantes, pues muestran que respecto al grupo control, en el grupo con medida de la PA en domicilio se observó una reducción pequeña pero significativa de la presión arterial sistólica (-2,63 mmHg; IC 95% -4,24 a -1,02) y diastólica (-1,68 mmHg; IC 95% -2,58 a -0,79), con una mejor inercia terapéutica. Por otra parte, en el grupo con medidas de la PA en domicilio se realizó con más frecuencia una reducción de la medicación antihipertensiva, lo que en definitiva traduce una mejor adecuación de la mediación antihipertensiva. Es bien conocido que las medidas de la PA en domicilio comportan un menor efecto bata blanca, y que dichas cifras se correlacionan mejor con la afectación de órganos diana con respecto a la PA clínica.
La automedida de la presión arterial en domicilio, llevada a cabo de una forma estandarizada y con monitores validados, es una herramienta útil para mejorar el grado de cumplimiento, y reducir la inercia terapéutica, así como para modificar el tratamiento en casos de HTA enmascarada. La pequeña pero significativa reducción de la PA sistólica y diastólica observada, es un motivo más para potenciar esta técnica en la práctica clínica diaria.
[su_note note_color=»#f4f2b8″ text_color=»#5e5e5e»]Cita original:
Agarwal R, Bills JE, Hecht TJW, Light RP. Role of home blood pressure monitoring in overcoming therapeutic inertia and improving hypertension control. A systematic review and meta-analysis. Hypertension 2011; 57: 29-38[/su_note]