Pedro Armario 01/01/2009
Resumen:
Antecedente: No existen estudios previos que hayan examinado la asociación entre el estrés laboral según el modelo demanda laboral y control y el riesgo de ictus en poblaciones asiáticas.
Métodos: Se realizó un estudio prospectivo, multicéntrico, basado en la comunidad en 6.553 trabajadores, varones y mujeres de Japón. Se utilizó el modelo de riesgo de Cox para evaluar la asociación entre estrés laboral e ictus.
Resultados: Durante un seguimiento medio de 11 años, se identificaron 147 episodios de ictus. El análisis multivariante reveló un aumento de más de 2 veces el riesgo de ictus entre los varones con tensión laboral (combinación de elevada demanda laboral y bajo nivel de control) (hazard ratio 2,73; IC 95%, 1,17-6,38) en comparación con los sujetos con tensión laboral baja), después de ajustar por edad, talento educacional, ocupación, hábito tabáquico, consumo de alcohol, actividad física y área de estudio. Los ajustes adicionales por factores biológicos atenuaron el riesgo, pero continuó siendo estadísticamente significativo (hazard ratio 2,53; IC 95% 1,08-5,94). En las mujeres no se observaron diferencias estadísticamente significativas para la incidencia de ictus entre las distintas categorías de trabajo.
Conclusión: El estrés laboral relacionado con la tensión laboral está asociado con la incidencia de ictus en los varones japoneses.
Comentario:
Es bien conocida la asociación entre estrés y enfermedad cardiovascular. Por una parte existen evidencias experimentales y estudios de observación que han mostrado que el estrés puede ser un desencadenante de enfermedad cardiovascular, especialmente de enfermedad coronaria. Por otra parte también existen diversos estudios prospectivos que han demostrado el valor predictivo de la respuesta de la presión arterial al estrés agudo durante pruebas estandarizadas de reactividad cardiovascular, como predictor de HTA futura establecida. Menos clara es la asociación entre aumento de la reactividad cardiovascular y la afectación de órganos diana, aunque existe alguna evidencia en lo que respecta a su asociación con una mayor masa ventricular izquierda.
Por lo que se refiere al estrés crónico, diversos trabajos han mostrado una asociación entre estrés laboral, HTA y enfermedad cardiovascular. Existen dos modelos clásicos para medir el estrés laboral. El primero fue el propuesto por Karasek hace ya casi 30 años, que mide el estrés mediante el equilibrio entre dos parámetros: la demanda laboral y la capacidad de tomar decisiones, observando un aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular en los individuos con elevada demanda y limitada capacidad de decisión. El segundo fue el desarrollado por Siegrist et al pocos años después, basado en la hipótesis que un elevado esfuerzo laboral combinado con una baja recompensa incrementa el riesgo cardiovascular.
En el artículo aquí comentado, llevado a cabo en una amplia muestra de población japonesa, de ambos sexos (n=6.553) se utilizó el primer modelo comentado como forma de medir la tensión o estrés laboral. Tras una media de 11 años de seguimiento, el análisis multivariante, ajustando por otros factores de riesgo y factores biológicos, mostró un aumento de dos veces el riesgo de ictus entre los varones con tensión laboral, pero no entre las mujeres. La relación del estrés con el ictus es menos conocida, pero también existe evidencia al respecto. Sin embargo, hasta donde yo sé, este es el primer estudio prospectivo que muestra una asociación entre estrés laboral e ictus.
Los mecanismos apuntados por los autores como hipótesis de la ausencia de relación significativa entre estrés laboral e ictus en las mujeres, son meramente especulativos, siendo necesario estudios específicos sobre este tema, y en otras poblaciones distintas a la japonesa.
[su_note note_color=»#f4f2b8″ text_color=»#5e5e5e»]Cita original:
Tsutsumi A, Kayaba K, Kario K, Ishikawa S. Prospective study on occupational stress and risk of stroke. Arch Intern Med 2009;169:56-61[/su_note]