Dispositivos automáticos en fibrilación auricular ¿Son fiables?

Publicado:

Rafael Marín 01/01/2012

Resumen:

          La medida de la PA en pacientes con fibrilación auricular (FA) es difícil y con alguna frecuencia insegura. Las Guías sobre hipertensión arterial continúan recomendando el uso del método auscultatorio porque sigue siendo controvertida la validez de los datos obtenidos mediante los dispositivos automáticos.
          Los autores realizan un metaanálisis de los estudios publicados comparando los valores de PA conseguidos con dispositivos  automáticos versus los alcanzados mediante el método auscultatorio con esfigmomanómetros de mercurio o aneroides.
          Métodos.- De un total de 376 artículos sobre el tema, finalmente sólo fueron validadas 12 publicaciones con un total de 566 pacientes. La edad media fue de 73 años y el 57 % varones. Sólo dos estudios incluyeron más de 100 pacientes, uno de ellos español (Vázquez-Rodríguez et al. Am J Hypertens 2010).  En cinco estudios el método de referencia fue un esfigmomanómetro de Hg estándar. En otros cinco un esfigmomanómetro Hawksley random cero y en dos un esfigmomanómetro aneroide. Para la comparación de valores, en nueve estudios se realizó una medida secuencial de la PA y en tres una medida simultánea (dos en el brazo opuesto y una en el mismo brazo). Las diferencias entre las mediciones automáticas y manuales fueron evaluadas siguiendo los criterios de la Association for the Advancement of Medical Instrumentation (AAMI) de EE UU.
          Resultados.- Considerando globalmente todos los resultados, los coeficientes de correlación entre medidas automáticas y manuales fueron más altos para la PA sistólica que para la PA diastólica (r= 0,89 vs 0,76, p < 0,01).
          Las mediciones con los dispositivos automáticos mostraron valores medios ligeramente más altos que los manuales. Para la PA sistólica 0,5 mmHg (IC 95 % -0,9, 1,9). Para la PA diastólica 2,5 mmHg (IC 95 % -0,6, 5,7).
          En todos los estudios analizados los valores medios de las diferencias en la PA sistólica estaban dentro de los 5 mmHg exigidos como criterio de validación por la AAMI. Sin embargo, para la PA diastólica dos estudios revelaban diferencias mayores de 5 mmhg.
          Tres estudios investigaron el impacto de la frecuencia cardiaca sobre la seguridad de las medidas con dispositivos automáticos. Comparando los casos con frecuencia alta versus bajas, no se apreciaron diferencias en los coeficientes de correlación, ni en los valores absolutos. La frecuencia cardiaca no fue un determinante significativo en las diferencias entre los valores automáticos y manuales.
          Conclusiones.- Los dispositivos automáticos en pacientes con FA parecen ofrecer valores fiables para la PA sistólica, pero no para la PA diastólica. Dado que el valor pronóstico de la PA sistólica es más importante en ancianos que el valor de la PA diastólica, los dispositivos automáticos podrían ser apropiados para la automedida domiciliaria (AMPA). Para la PA clínica no deberían ser considerados, todavía, como adecuados.

Comentario:

La prolongación en la esperanza de vida ha favorecido la presentación asociada de HTA y FA. La prevalencia de FA en la población general es del 1-2 %, pero aumenta con la edad  y llega hasta el 10 % en los > de 80 años. En pacientes con FA la prevalencia de HTA es muy alta: 85-90 %.
La medida de la PA en pacientes con FA ofrece dificultades derivadas de su mayor fluctuación y de la gran variabilidad en la intensidad y cadencia de los latidos. La Guía Europea sobre el tema (Manolis et al J Hypertens 2012) recomienda medirla manualmente al menos tres veces usando el método auscultatorio. Esta recomendación no siempre se cumple, porque en las consultas médicas, cada vez con mayor frecuencia, la PA se mide mediante los dispositivos automáticos y se está perdiendo la habilidad para obtenerla con el fonendoscopio. Habilidad y experiencia que son muy necesarias cuando se trata de medir la PA en FA. La dificultad para adquirir esfigmomanómetros de Hg, la lentitud que supone la medida auscultatoria frente a la automática y las dudas sobre los valores percibidos también contribuye a esta actitud. Sin duda, esta conducta puede impedir el diagnóstico de una arritmia previamente no conocida pues sólo ocasionalmente el dispositivo automático da una señal de error cuando existe FA.
El artículo recoge esta realidad y acepta que los dispositivos automáticos pueden ser aceptables para la AMPA, porque las diferencias para la PA sistólica parecen ser no significativas. Pero advierte que tanto para el diagnóstico como para el seguimiento en las consultas médicas es preferible el método auscultatorio clásico.
          Los autores estiman que los estudios incluidos son heterogéneos y que la evidencia que proporcionan los resultados es todavía limitada, pues: 
-La inclusión no se hizo con randomización de los casos.
-El número de pacientes analizados fue escaso.
-El esfigmomanómetro de Hg. aun siendo el más seguro como método de referencia, sólo se utilizó en cinco de los doce estudios. 
-Los procedimientos de validación se deben realizar con dos observadores que realicen medidas simultáneas. En los estudios analizados sólo hubo un observador.
-Es importante confirmar, con un mayor número de casos, la ausencia de relación de la frecuencia cardiaca con la fiabilidad en la medición de la PA.
Pese a todas estas limitaciones es alentador comprobar que la AMPA puede ser una medida válida para la PA sistólica, pues existe un incremento continuo de pacientes ancianos hipertensos con FA en los que es importante conocer las cifras en su propio domicilio para descartar el efecto de bata blanca.
En el futuro habrá que realizar estudios que demuestren que tipo de medida (auscultatoria o automática) correlaciona mejor con la presión intraarterial y también, disponer de dispositivos automáticos más fiables.

[su_note note_color=»#f4f2b8″ text_color=»#5e5e5e»]Cita original:
Stergiou GS, Kollias A, Destounis A, Tzamouranis D. Automated blood pressure measurement in atrial fibrillation: a systematic review and meta-analysis.J Hypertens 2012; 30: 2074-82[/su_note]

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