Detección de enfermedad arterial subclínica como prueba de despistaje de enfermedad coronaria

Publicado:

Pedro Armario 01/01/2006

Resumen:

Los factores de riesgo tradicionales son tests pobres para el despistaje de enfermedad coronaria. Esto plantea la cuestión de si la enfermedad arterial subclínica podría ser también un predictor de enfermedad coronaria. Utilizando los datos publicados de estudios prospectivos sobre enfermedad arterial subclínica, se calculó la incidencia de eventos coronarios asociados con la presencia o ausencia de aterosclerosis definida por la caracterización dicotómica de los siguientes marcadores: grosor bajo o alto de la intima-media o la ausencia o presencia de placa, valorado mediante ecografía a nivel de la carótida; nivel cero o elevado del calcio coronario, valorado mediante tomografía computarizada; índice tobillo-brazo normal o reducido , valorado mediante Doppler; velocidad de la onda del pulso baja o elevada, valorada mediante mecanografía. Se observó una relación dosis-respuesta entre la ausencia o presencia de aterosclerosis y la incidencia de eventos coronarios. La incidencia anual fue inferior al 1% en ausencia de aterosclerosis, independientemente del marcador utilizado. La incidencia de eventos coronarios fue mayor del 1% en presencia de aterosclerosis e incrementó de forma gradual, dependiendo del marcador evaluado, hasta un máximo del 3% con las calcificaciones masivas de las coronarias. La relación entre enfermedad arterial clínica, como angina, accidente isquémico transitorio, ictus, o infarto de miocardio, y la subsiguiente incidencia de eventos publicados en la literatura prolongó la curva dosis respuesta de enfermedad subclínica. Por tanto, la detección de enfermedad arterial, no solo la clínica, sino también la subclínica detectada en pacientes asintomáticos, es una prueba de despistaje que vale la pena realizar para predecir futuros eventos coronarios.

Comentario:

Es bien conocido que los factores de riesgo clásico utilizados para la estimación del riesgo coronario o cardiovascular, tanto en las tablas de Framingham como en las del SCORE, no son lo perfectas que desearíamos para predecir el riesgo coronario o cardiovascular, independientemente de las dificultades de extrapolación a sujetos de distintas poblaciones. Por otra parte, en los últimos años han proliferado las publicaciones sobre el valor que tendría la detección de enfermedad arterial subclínica como prueba de despistaje de enfermedad coronaria. Diversos trabajos han analizado el papel que jugaría el engrosamiento de la intima-media a nivel carotideo, o la reducción del índice tobillo-brazo. Más recientemente se ha analizado el papel de las calcificaciones coronarias detectadas mediante tomografía computarizada (TAC). En este trabajo aquí comentado, que ha analizado los resultdos de viersos estudios prospectivos: “Atherosclerosis Risk in Communities” “Cardiovascular Health Study”, South Bay Heart Watch Study”, “ St Francis Heart Studies” y “Rotterdam Study”, se observó una relación entre la ausencia o presencia aterosclerosis subclínica detectada mediante las tres formas anteriormente mencionadas, o mediante la medición de la velocidad de la onda del pulso y la aparición de eventos coronarios. Así mismo se observó una relación dosis respuesta, en función del marcador utilizado o del grado de aterosclerosis subclínica. Podríamos extrapolar a partir de estos resultados que la ausencia de aterosclerosis nos ayudaría a identificar a un grupo de bajo riesgo, mientras que su presencia identificaría a un grupo de elevado riesgo. En base a estos resultados, ¿Se habría de solicitar de forma sistemática estas pruebas a todos los sujetos de edad media de riesgo bajo o intermedio? ¿Sólo una de las pruebas o las cuatro mencionadas. Obviamente el coste sería insostenible, y entraríamos en una discusión aún más compleja que la generada en distintos ámbitos sobre el papel por ejemplo de la ecocardiografía en la evaluación de los sujetos hipertensos.

Es indudable que algunas de estas pruebas pueden estar indicadas en algunos sujetos de riesgo intermedio, y que algunas son de más fácil introducción en la práctica clínica, como la medida del índice tobillo-brazo, aunque tampoco se puede despreciar el tiempo que consume su realización. Como en muchas otras ocasiones el juicio clínico debería determinar la correcta indicación de los mismos en cada situación concreta.

[su_note note_color=»#f4f2b8″ text_color=»#5e5e5e»]Cita original:
Simon A, Chironi G, Levenson J. Performance of subclinical arterial disease detection as a screening test for coronary heart disease. Hypertension 2006;48:392-6[/su_note]

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