Pedro Armario 01/01/2009
Resumen:
Es un tema a debate si la hipertensión de bata blanca (HBB) o la hipertensión enmascarada ( HTE) tiene un riesgo mayor de desarrollar una hipertensión sostenida (HTS). En 1.412 sujetos del estudio “Presioni Arteriose Monitorate e Loro Associazioni Study” se midió la presión arterial clínica (PAC) la PA ambulatoria durante 24 horas (MAPA) y la presión arterial en domicilio (AMPA). La condición de HBB se identificó como una PAC > 140/90 mm Hg y una presión arterial -24h < 125/79 mm Hg o una PA en domicilio < 132/82 mm Hg. Los valores correspondientes para la HTE fueron PAC < 140/90 mm Hg, PA-24h > 125/79 mm Hg, y PA en domicilio > 132/82 mm Hg. Se identificó la HTS cuando la PAC y la PA-24h o la PA en domicilio fueron ambas por encima de los valores señalados, y normotensos cuando ambos valores fueron normales. Los sujetos fueron revalorados 10 años más tarde para evaluar el estado actual de su PA, de acuerdo a las definiciones anteriormente señaladas. Durante el primer examen, 758 (54,1%), 225 (16,1%), 124 (8,9%), y 293 (20,9%) de los sujetos fuero normotensos, HBB, HTE e HTS, respectivamente. Durante el segundo examen, 136 normotensos (18,2%), 95 HBB (42,6%), y 56 HTE (47,1%) sujetos desarrollaron HTS. En relación a los normotensos, ajustando por edad y sexo, el riesgo de convertirse en HTS era significativamente más elevado en los sujetos con HBB e HTE (odds ratio: 2,51 y 1,78, respectivamente; p<0,0001). Resultados similares fueron obtenidos cuando la definición del estado de la PA se basó en los valores obtenidos durante la AMPA. Factores independientes que contribuyeron al empeoramiento del estado de la PA fueron no solo la PA basal, sino también, aunque en menor grado, variables metabólicas y la edad. Los sujetos con HBB e HTE presentan un aumento del riesgo de desarrollar HTS. Esto puede contribuir a su pronóstico que parece ser peor en comparación con el de los sujetos normotensos.
Comentario:
Es bien conocido que las medidas de la presión arterial (PA) obtenidas durante la monitorización ambulatoria (MAPA) o en domicilio (AMPA) se correlacionan más estrechamente con la afectación de órganos diana y con el pronóstico, en comparación con los valores de PA obtenidos en la clínica (PAC). Esto ha sido observado no solo en estudios transversales, sino también en muchos estudios prospectivos. La MAPA ha permitido clasificar a los sujetos en cuatro categorías: Dos de ellas clínicamente claras, como son los normotensos y los hipertensos establecidos, pero otras dos situaciones intermedias, los hipertensos de bata blanca y los sujetos con hipertensión enmascarada, de pronóstico más incierto, con resultados no siempre concordantes es distintos estudios. Es por ello que no existe una evidencia concluyente al respecto.
Según la opinión de algunos autores, y basados en los resultados de diferentes estudios, tanto la hipertensión de bata blanca como la hipertensión enmascarada pueden ser considerados como estados prehipertensivos. En los resultados de esta publicación basada en datos del conocido estudio PAMELA, más del 40% de los pacientes con hipertensión de bata blanca o hipertensión enmascarada desarrollan hipertensión arterial establecida tras 10 años de seguimiento, en comparación con los normotensos, que tan solo la desarrollaron en un 16%. Por tanto, ambas condiciones comentadas no debe ser contempladas como un fenómeno inocente, sino que requieren claramente un seguimiento a largo plazo, e introducir precozmente cambios en el estilo de vida y la corrección de otros factores de riesgo asociados para prevenir el desarrollo de hipertensión establecida, y lo que es más importante la aparición de eventos cardiovasculares. Mancia et al1 (Hypertension 2006;47:846-53) ya habían mostrado previamente que los sujetos con hipertensión arterial establecida presentan un incremento de la incidencia de eventos cardiovasculares y un aumento de la mortalidad, respecto a los sujetos que presentan elevaciones de la presión arterial en tan solo uno de los contextos
De los resultados es este estudio podría desprenderse la idea de que ambos fenómenos, la hipertensión arterial de bata blanca y la hipertensión enmascarada son dos condiciones con un pronóstico similar, cuando la evidencia actual es que la hipertensión enmascarada tiene un peor pronóstico y as a menudo infratratada, debido a la mayor dificultad para detectar esta condición. Una reciente revisión sistemática sobre hipertensión enmascarada ( Bobrie et al, J Hypertens 2008;26:1715-25) ha mostrado que esta condición presenta un claro aumento del riesgo cardiovascular (Hazard ratio 1,92; IC 95% 1,51-2,44) con respecto a los normotensos. Hara et al ( J Hypertens 2009;27:1049-55) también han observado que estos sujetos presentan un mayor riesgo de lesiones cerebrales silentes, con respecto a los sujetos normotensos.
De estos resultados se desprende que el problema es la detección de esta condición, pues creo que si se detecta, debe haber menos problemas en lo que respecta a su manejo, así como en los otros factores de riesgo asociados a la misma.
[su_note note_color=»#f4f2b8″ text_color=»#5e5e5e»]Cita original:
Mancia G, Bombelli M, Facchetti R, Madotto F, Quarti-Trevano F, Friz HP et al. Long-term risk of sustained hipertensión in White-coat or masked hypertension. Hypertension 2009;54:226-32[/su_note]