Mariano de la Figuera 01/01/2012
Resumen:
Los autores del presente estudio analizaron la posible asociación entre la presencia de fibrilación auricular (FA) con el deterioro cognitivo y la demencia en pacientes con riesgo cardiovascular alto.
Para ello llevaron a cabo un análisis post-hoc de 2 ensayos clínicos randomizados bien conocidos por los lectores: el ONTARGET y TRANSCEND que incluyeron un total de 31.546 pacientes de alto riesgo cardiovascular. La evaluación de la función cognitiva se realizó mediante el Mini–Mental State Examination (MMSE) al inicio, a los 2 años y a los 5 años. Además se registraron los nuevos casos de demencia, la disminución en el grado de independencia para las actividades de la vida diaria (AVD) y el ingreso en instituciones sanitarias de larga estancia. Se utilizó un modelo de regresión de Cox ajustado por diferentes variables de confusión. La variable principal fue la disminución en de 3 ó más puntos en la puntuación del MMSE, los nuevos casos de demencia, la variación en la escala de AVD y los ingresos ya mencionados.
Un total de 31.506 participantes disponían de información completa sobre la presencia de FA, de los cuales el 70,4% eran varones. La media de edad de los participantes era de 66,5 años y la puntuación basal del MMSE de 27,7 puntos (DE 2,9). Al inicio de ambos ensayos 1.016 sujetos tenían FA (3,3%) y 2.052 pacientes la desarrollaron durante el seguimiento de 56 meses. Por lo tanto, se analizaron los datos de los 3.068 participantes con FA, tanto al inicio como en el seguimiento. Un total de 896 (29,2%) fueron tratados con anticoagulantes, 1.868 (60,9%) con antiagregantes y 304 (9,9%) no recibían tratamiento antitrombótico. Entre los pacientes con FA, 261 (8,5% de los 3.068), sufrieron un ictus durante el seguimiento, en comparación con 1.110 ictus (4,0%) entre los 27.864 pacientes sin FA. Los pacientes con FA al inicio eran de mayor edad y tenían puntuaciones más bajas del MMSE. La presencia de FA se asoció con un incremento del riesgo de deterioro cognitivo [hazard ratio (HR) 1,14; IC 95% 1,03-1,26], con nuevos casos de demencia (HR 1,30; IC 95% 1,14-1,49), con la disminución del grado de independencia para las AVD (HR 1,35; 1,19-1,54) y con los ingresos en instituciones de larga estancia (HR 1,53; 1,31-1,79). Los resultados de la variable principal fueron consistentes tanto en los pacientes con FA al inicio como entre los que desarrollaron esta arritmia durante el seguimiento. El uso o no de tratamiento antitrombótico durante el seguimiento no modificó dicha asociación. Además, los resultados fueron consistentes entre los participantes con o sin ictus previos o durante el seguimiento.
Comentario:
La FA es una de las principales causas de ictus isquémico lo que condiciona un considerable deterioro físico y cognitivo. Por otra parte, se ha observado que hasta el 25% de los pacientes con FA presentan infartos silentes cuando se utilizan técnicas de imagen como la resonancia nuclear magnética. Por lo tanto, la FA puede ser un importante determinante de deterioro cognitivo, incluso en ausencia de clínica de ictus isquémico. Sin embargo, los estudios epidemiológicos previos que han evaluado la asociación de la FA con la función cognitiva han dado resultados poco consistentes. En definitiva, el papel de la FA sobre el deterioro cognitivo y la demencia, independientemente de los antecedentes de ictus, no es bien conocida. Por todo ello, el presente estudio, con las limitaciones de un análisis post-hoc, está plenamente justificado.
Tal como muestran los resultados, se observó una asociación clínica y estadísticamente significativa entre la presencia de FA y el deterioro cognitivo y funcional de los pacientes de alto riesgo CV incluidos en ambos ensayos. Esta asociación fue independiente del ictus previo o incidentes, así como del tratamiento con fármacos antihipertensivos. Los resultados de este estudio sugieren, si bien no se llevaron estudios en este sentido, un aumento en la prevalencia de lesiones cerebrovasculares subclínicas.
Una de las limitaciones propias de este estudio es la dificultad de extrapolar sus resultados a poblaciones diferentes a los incluidos en ambos estudios ONTARGET Y TARNSCEND, que eran de alto riesgo CV con otros factores de riesgo que también se han asociado al deterioro cognitivo. Además, la medida de la función cognitiva (MMSE) puede no tener la suficiente sensibilidad para detectar cambios sutiles en funciones ejecutivas. Otros factores como el soporte social o el aislamiento social, posibles variables de confusión, no fueron analizados en este estudio. Finalmente la definición de demencia se estableció en base a la puntuación del MMSE y a los informes de los investigadores ante un paciente con deterioro cognitivo “grave” que tienen importantes limitaciones.
En opinión de los autores de este estudio, debería valorarse tanto la función cognitiva como el grado de independencia para las AVD en pacientes con FA.
[su_note note_color=»#f4f2b8″ text_color=»#5e5e5e»]Cita original:
Marzona I, O’Donnell M, Teo K, Gao P, Anderson C, Bosch J, Yusuf S. Increased risk of cognitive and functional decline in patients with atrial fibrillation: results of the ONTARGET and TRANSCEND studies. CMAJ 2012 OI:10.1503[/su_note]