Pedro Armario 01/01/2007
Resumen:
El objetivo de este estudio fue investigar la asociación entre presión arterial y discapacidad en sujetos ancianos. Los participantes libres de ictus del “Charleston Heart Study” (n=999, edad media=68,5+0,2 años, 57% mujeres, y 39% Afroamericanos) fueron seguidos entre 1960 y 1993. Entre las medidad funcioanles se incluyeron la escala de discapcidad “Nagi’s Congruency and Self Assesment”, la escala de Rosow-Breslaw y la Escala de actividades diarias de Katz; además se registró la presión arterial sistólica y diastólica entre 1984-1985, 1987-1990 y 1990-1993. La presión arterial sistólica y diastólica de 1960 a 1963 también estuvo disponible. Se definió como cambio de la PA remota el cambio de presión arterial desde 1960 a 1984-1985 y como cambio de la PA actual el que se produjo entre 1984-1985 y el periodo de seguimiento. La HTA fue definida como PA > 140/90 mm Hg o el recibir tratamiento antihipertensivo, y se consideró como no control el presentar una PA > 140/90 mmHg. Se observó una asociación de los incrementos de presión arterial sistólica remota y actual, pero no de los de presión arterial diastólica con la disminución de los 3 índices funcionales. Los participantes con hipertensión también presentaron un aumento del riesgo de de desarrollo de nueva discapacidad (riesgo: 1,28, IC 95% 1,04-1,59 para la escala de Nagi; riesgo: 1,28 IC 95% 1,02 a 1,59 para la escala de Rosow-Breslaw y riesgo: 1,3, IC 95% 1,01 a 1,69 para la escala de Katz). Los participantes con hipertensión no controlada presentaron un mayor riesgo de discapacidad comparados con los sujetos normotensos. En ancianos libres de ictus, un incremento en la presión arterial pasada y reciente en se asoció con un mayor deterioro funcional. Los sujetos ancianos con hipertensión arterial no controlada presentan un mayor riesgo de desarrollar discapacidad.
Comentario:
Es bien conocido que la prevalencia de hipertensión arterial es muy elevada en los sujetos ancianos, siendo dicha prevalencia en nuestro país superior al 60% en este grupo de edad. El envejecimiento de la población debido al aumento en la esperanza de vida observado en nuestro país y otros países desarrollados ha traído consigo el aumento en la prevalencia de comorbilidades como la insuficiencia cardiaca, la fibrilación auricular y la enfermedad renal crónica, asociadas frecuentemente con la HTA y el envejecimiento. Por otra parte es obvio decir que la prevalencia de discapacidad incrementa a medida que avanza la edad. Datos precedentes de EEUU señala que más del 50% de sujetos con edad > a 65 años presentan limitación en al menos 1 actividad funcional, siendo una de las causas el haber padecido un ictus, complicación muy directamente relacionada con la hipertensión arterial y la edad.
Si bien existe una amplia evidencia actual sobre los beneficios del control de la presión arterial sobre la reducción de la morbilidad y mortalidad cardiovascular y renal, existe menor información acerca de su papel sobre el estado funcional. Esta información es sumamente relevante por la repercusión sanitaria, y social que ello conlleva.
Dentro de los aspectos interesantes de este estudio fueron el haber sido llevado a cabo en un a población con una edad media de 68 años libre de ictus, en el momento de su inclusión. De los 999 sujetos incluidos, 699 (70%) fueron hipertensos, aunque sólo 413(59%) estaban recibiendo medicación antihipertensiva, y solo 146 (21%) estaban bien controlados. Los resultados más relevantes fueron los siguientes:
1/ En comparación con los sujetos normotensos, los hipertensos presentaron una mayor reducción en las 3 medidas funcionales utilizadas. Esto fue significativo después de ajustar en el modelo multivariante por otros factores de confusión.
2/ La diferencia observada en cuanto al deterioro funcional en hipertensos respecto a los normotensos, se observó tan solo en los hipertensos no controlados, pero no en los controlados. El porcentaje de riesgo atribuible a la HTA no controlada fue del 36% para la Escala de Nagi, el 63% para la de Rosow-Breslaw y del 25% para la Escala de Katz.
3/ Disponíamos de información previa procedentes del estudio de Framingham, llevado a cabo en población blanca. En este estudio, un 39% de los sujetos incluidos eran Afroamericanos, por lo que proporciona información adicional.
4/ El análisis de este estudio mostró que la presión arterial sistólica juega un papel en el deterioro funcional, pero no la diastólica, de forma similar a lo observado en la relación entre presión arterial sistólica y enfermedad cardiovascular o cerebrovascular futura en ancianos.
Los resultados son lo suficientemente explícitos para hacer una llamada de atención al hecho de que un 71% de los hipertensos no estaban controlados, y una parte de ellos ni siquiera estaban tratados. Aunque el control de la presión arterial sistólica en el anciano no es fácil, los beneficios son muy claros para poner más empeño entre todos en conseguirlo.
[su_note note_color=»#f4f2b8″ text_color=»#5e5e5e»]Cita original:
Hajjar I, Lackland DT, Cupples A, Lipsitz LA. Association between concurrent and remote blood pressure and disability in older adults.
Hypertension 2007;50:1026-1032[/su_note]